1 de agosto de 1976. En una de las mejores temporadas de su historia, los aficionados del Gran Circo veían semana tras semana el tremendo duelo entre el piloto de Ferrari, Niki Lauda y el corredor de McLaren-Ford James Hunt. Con Lauda líder y un Hunt al acecho, llegó la cita que más expectativa causaba: la visita de los F1 al legendario Nürburgring.
La Nordschleife (o Picos del Norte) es el trazado original del Nürburgring. Tiene una longitud de 26 kilómetros y contabiliza más de 100 curvas, con 14 saltos en total. El domingo, con James Hunt en la pole, Chris Amon 2° y Niki Lauda 3° tras la clasificación, amanecía lluvioso. Si bien, para cuando los aficionados llegaron a las gradas y los equipos comenzaron la puesta a punto de los monoplaza la lluvia había cesado, el cambiante clima alemán hacía prever la llegada de una fuerte tormenta.
Antes de la carrera, en la tradicional reunión de pilotos, Niki Lauda expuso la posibilidad de cancelar el Gran Premio debido a las paupérrimas condiciones de la pista, aunque la mayoría de pilotos decidieron correr.
La parrilla está completa. Arranca la carrera y rápidamente Lauda adelanta a Amon. No pasa ni una vuelta y casi la mitad de la parrilla está fuera. A pesar de ir 1-2 con Hunt en las primeras curvas, un contrincante inesperado, Jochen Mass, aparece para arrebatar el 1° lugar a Hunt.
La diferencia fue simple: Mass se jugó por los neumáticos de seco cuando Hunt y Lauda montaron neumáticos para lluvia. Tras cumplir a duras penas la primera vuelta, gran cantidad de pilotos entra al box para cambiar de ruedas, Hunt y Lauda entre ellos.
El trabajo en McLaren es un reloj: Hunt sale del box tras una parada relámpago, mientras Lauda se queda parado por problemas en la rueda trasera derecha. Cuando finalmente consigue abandonar el box, se encuentra con el coche de Mario Andretti parado, lo que demora aún más al austriaco.
Lauda lo arriesga todo: comienza a apretar el ritmo y busca alcanzar a los punteros. Rebasa fácilmente a los pilotos menos competitivos, y parece que, con un poco de suerte, Lauda podría subirse al podio después de la desastrosa parada.
En la segunda vuelta, con un Lauda desatado, acercándose a los líderes cada vez más, ocurre la desgracia. El austriaco pierde el control de su monoplaza y choca violentamente contra los muros de contención.
El tanque de combustible estalla al instante. La fuerza del impacto fue tal que hizo volar su casco. En medio del caos y con el Ferrari quemándose, Guy Edwards le embistió. De inmediato tanto Edwards, como Arturo Merzario, Harald Ertl, un oficial y cinco espectadores intentaron ayudar a Lauda para que pudiera salir del infierno, pero ninguno podía desabrochar el cinturón.
Finalmente, Merzario liberó al austriaco de las llamas, tras estar casi dos minutos atrapado en un auténtico infierno. El austriaco estuvo seis semanas rehabilitándose, y solo dos carreras más tarde finalizaba 4° en el Gran Premio de Italia.
Por parte de la Nordschleife, el accidente hizo ver a los organizadores que el monumental circuito era cada año más peligroso. En 1977 el GP de Alemania se mudó al Hockenheimring, el cual albergó el GP hasta 2008, siendo interrumpido dos veces: una en 1985 (en el Nürburgring reformado) y en 2007 ya que no se llevó a cabo. El Circuito de Gran Premio volvió a la Fórmula 1, aunque albergando el Gran Premio de Europa durante fines de los '80 y la década del '90.