16 de agosto de 1998. Tras unos años muy duros, en McLaren están viviendo una época en la que todo les sale bien: ha pasado el ecuador de temporada y Mika Häkkinen es más líder que nunca en el mundial, tras seis victorias, acompañadas por otra de David Coulthard. El Gran Premio de Hungría se perfila para ser el primer peldaño de Häkkinen de cara a sentenciar totalmente su disputa contra Michael Schumacher.
En el histórico Hungaroring es muy difícil adelantar debido a lo ratonezco que resultaba el trazado para los brutalmente veloces F1. En la clasificación se ganaba la mitad de la carrera, y Michael Schumacher, el gran protagonista de hoy, lo tenía claro. Lástima para los Ferrari: los McLaren seguían imparables y volvían a acaparar la primera fila. Schumacher se veía 3°, con una carrera que se planteaba muy dura.
El domingo amanece soleado, típico clima húngaro de agosto. La salida no tiene sorpresas: Coulthard hace de tapón, Häkkinen coge ritmo y ambos se escapan. Schumacher, a rebufo, confiando plenamente en sus habilidades para equiparar el tremendo ritmo de Coulthard. Pero mientras 'Schumi' se quedaba relegado detrás de Coulthard, Häkkinen se escapaba y ya tenía 5 segundos de diferencia.
En boxes lo llevaban claro: o en pista o en boxes, pero había que adelantar a Coulthard. Bridgestone y Goodyear preveían una carrera a dos paradas. Primera Parada, Vuelta 25. Coulthard y Schumacher entran a hacer sus respectivas paradas. Ambos equipos son un reflejo del otro: parada veloz y efectiva para Coulthard, que mantiene su 2° lugar.
El fracaso del primer intento hizo que el prodigioso cerebro de Ross Brown se pusiera a trabajar, y, mientras Schumacher se dejaba todo para adelantar a Coulthard, Brown elaboraba una estrategia que, o le daba la victoria a Schumi o dejaba todo sentenciado para que McLaren sea campeón en Spa: 3 paradas y que Schumacher vuele.
Llega la vuelta 42 y Schumacher entra a boxes. Unas vueltas antes le comunicaban que iban a por todas con una estrategia a 3 paradas. Esta parada está diseñada para montar blandos y apenas repostar combustible: hay que hacer al Ferrari lo más veloz posible. Saliendo del box, Brawn le da la siguiente orden a Schumacher:
"Tienes 19 vueltas para recuperar 25 segundos"
Comienzan los problemas en McLaren y las sonrisas en Ferrari. Schumacher pasa a los más lentos y encara la recta de meta. Por el carril de boxes sale Coulthard, pero ya es tarde: Schumacher ya había pasado. Pista libre y, vuelta tras vuelta, Schumacher mejora los cronos de un Häkkinen agonizante con su coche problemático.
Ron Dennis llama a Mika a boxes en la Vuelta 46. La parada, perfecta. Reposta y cambia neumáticos en menos de 6 segundos y vuelve a pista. Sin embargo se ve un coche rojo pasar a toda velocidad. Es Schumi, quien está 1°. No obstante no hay nada asegurado. Los indicadores de bajo combustible se encienden en Ferrari.
Ross Brawn comunica a Schumacher que debe hacer un espacio de 25 segundos en las vueltas que le quedan de combustible. El alemán no se queda atrás. Vuelta a vuelta los cronos mejoran y las alarmas en McLaren comienzan a sonar. Piden a Häkkinen que no pierda ritmo, y a Coulthard que esté atento en caso de algún error de Mika.
El error sucede: el coche de Mika no puede más y Coulthard le rebasa. Aún así, ese espectáculo de Schumacher deja impotentes a los todopoderosos McLaren. Necesitaba 25, entró con 27. Misión Cumplida. Volvió a pista 1°, con neumáticos duros y el combustible justo y necesario para lo que quedaba de carrera.
Tras 77 vueltas, Schumacher cruza la línea de meta 1°. Se desata la fiesta en Ferrari. Ross Brown, el que diseñó sobre la marcha la estrategia, felicita a Schumacher, quien derrochó su tremendo talento en cada curva de cada vuelta. Habían cambiado los papeles. En Ferrari era todo pura felicidad, y en McLaren había caras de pura impotencia. Coulthard 2° y Häkkinen 6°, que condenaba el campeonato a esperar, al menos, hasta Italia. Schumi tenía una vida extra.
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